domingo, 20 de enero de 2008

Así es como viajan las Cronopias Tué-Tué.


“Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: "La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad". Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.”
Historias de Cronopios y de Famas. Viajes. Julio Cortázar.


I. Viaje de Cronopias Tué Tué a Villa Alegre:
Cuando dos Cronopias Tué-Tué salen de viaje, acuerdan reunirse en el Terminal de Buses a las once de la mañana y siempre una de las dos (o puede darse el caso que las dos) llega tarde, no se preocupan por averiguar horarios de salida y no es extraño verlas preguntando de ventanilla en ventanilla desde dónde y a qué hora salen buses hacia Villa Alegre. Una vez obtenida la información, las Cronopias Tué-Tué se sientan frente al andén indicado, conversan animadamente, fuman si tienen el hábito de hacerlo y si no lo tienen también fuman para guardar las apariencias ( es habitual ver a una Cronopia Tué Tué fumando en público ya que les agrada mostrar su pericia para hacer anillos etéreos al exhalar el humo del cigarro), están atentas a la salida de los buses, o al menos tratan de estar atentas, porque a una Cronopia Tué-Tué le cuesta mucho concentrarse en una sola situación o tema y, mientras una de ellas dialoga con su interlocutora, es probable que esté revisando mentalmente si le dejó leche al gato (las Cronopias Tué Tué prefieren tener gatos en lugar de otras mascotas), si sacó o no sacó la basura a la calle o si zurció aquellos calcetines que guardó el invierno pasado.
Ellas son hábiles para conversar y, como todas las Cronopias Tué Tué, pueden tratar tres o cuatro temas al mismo tiempo y así, mientras una le pregunta a la otra ¿Por qué te teñiste de ese color el pelo?, la otra puede estar diciendo Sí, anoche me acosté a las tres de la mañana, cuatro o cinco frases después la interrogada estará respondiendo Porque el caoba es mi color favorito y su compañera le manifestará es una lástima que no trajéramos una cámara fotográfica. Y así seguirán intercambiando comentarios en una conversación desfasada que para los Otros sería un absurdo, y que, sin embargo para ellas es un perfecto y habitual diálogo de Cronopias Tué-Tué.
Las Cronopias Tué-Tué son desconfiadas -lo que aparentemente pudiera parecer un defecto-, por eso preguntan al chofer, cuyo bus lleva un letrero indicando como destino Villa Alegre, si ese bus va efectivamente a Villa Alegre y lo que pudiera parecer una conducta irracional de parte de ellas (los Otros no harían tal pregunta y darían por sabido que si un letrero de bus dice Chuchunco es porque va indiscutiblemente a Chuchunco) se transforma en una cualidad que les permite llevar a buen término sus planes, porque el chofer del bus con el letrero de Villa Alegre les responde enfáticamente que NO va a Villa Alegre y que el bus estacionado en el andén de al lado, a pesar de que no lleva ningún letrero que lo indique, se dirige a ese destino. Después de las consultas respectivas las Cronopias Tué-Tué se suben muy contentas al bus correcto preguntándose a sí mismas si la gente de Villa Alegre es tan alegre como ellas. Conversan animadamente, se cuentan las anécdotas que les han ocurrido durante el periodo que dejaron de verse, hablan de sus Cronohijas (aspirantes a Cronopias Tué Tué), de sus Crono-Otros (ellos, por leyes de género, no podrían pertenecer a la especie Cronopias Tué Tué), hablan de sus lecturas favoritas de la adolescencia, de sus poetas preferidos, de la forma correcta de cortarse las uñas de los pies, y cuando ambas están compartiendo la idea de lo cara que está la vida y de que me compré un televisor en doce cuotas, es muy probable que una pasajera, enviada por el chofer, les recuerde que deben pagar los pasajes; entonces las Cronopias Tué Tué, comienzan a buscar sus monederos y estoy segura que lo traje y, si una de ellas no encuentra ese monedero perdido entre tanta vida que lleva en su cartera, no importa porque la otra paga dos pasajes sabiendo que su amiga Cronopia tarde o temprano le pagará lo adeudado. Las Cronopias Tué Tué desconfían de los Otros, pero entre ellas existe una confianza ciega.
Luego ellas se preguntan cómo van a saber cuando hayan llegado a Villa Alegre, se cuentan el gastado chiste de que lo sabrán porque todas las personas estarán alegres al llegar allí y se ríen del chiste viejo como si lo oyeran por primera vez, luego se quedan tranquilas porque confían en su intuición de Cronopias Tue Tué que hasta el momento no les ha fallado o les ha fallado muy poco.
De pronto y gracias a un letrero que ven en el camino, se dan cuenta que han llegado a Villa Alegre; vacilantes, se bajan del bus y se maravillan al ver una pequeña iglesia amarilla que anuncia con un colorido letrero que allí descansan los restos de un sabio de otros tiempos. Entran llenas de curiosidad al histórico lugar. Miran asombradas, con los ojos casi saliéndoseles, las pinturas del techo. Tocan todo, las bancas, la puerta, los vitrales, la tumba. Se sientan, hablan bajito, juegan a confesarse ubicándose en el confesionario y cuando salen miran de lejos y con respeto lo único que su naturaleza de Cronopias Tué Tué les indica que debe respetarse: el agua bendita.
Junto a la pequeña iglesia amarilla se ubica un Museo que las Cronopias Tué Tué visitan más fascinadas aún, allí sienten que se encuentran en un tiempo ajeno a su tiempo. Numerosos retratos cuelgan de las paredes del museo (hijos ilustres de Villa Alegre, algunos ex-presidentes, algún actor de farándula, ex-reinas de la primavera, etc.). Numerosas fotografías en sepia muestran a las mujeres (Cronopias o no Cronopias) de épocas pasadas. Las Cronopias Tué Tué hablan entonces de sus primos, de sus madres y de sus abuelas, de aquella época que intuyen distinta para las Cronopias Tué Tué de aquel tiempo ajeno a su tiempo.
Después, las Cronopias Tué-Tué caminan por los corredores del museo, admiran las máquinas antiguas que allí se exponen, tratan de adivinar para qué pudiera servir tanta palanca gigantesca y tanto hierro retorcido. Una Cronopia Tué Tué recuerda su máquina de coser, relata como fue que regaló su máquina de coser antigua no queriendo regalarla. Entran a otra sala, una de las Cronopias Tué Tué lee en voz alta la historia de una cruz traída de alguna lejana y desértica salitrera nortina. Visitan todas las salas del museo, no dejan ningún objeto que no haya pasado por sus ojos o por sus manos, encuentran un viejo piano, una de ellas toca el vals para Elisa, la otra la escucha o hace como que escucha, aunque la verdad es que recién oirá las notas y dirá qué hermosa música cinco minutos después, justo cuando abandonan la sala y se disponen a salir a la calle.
Una vez en la calle, las Cronopias Tué-Tué desean conocer la Plaza de Villa Alegre, caminan entre las personas, se tropiezan con ellas, se compran aspirinas, pierden la orientación, quieren llegar pronto a la Plaza, , detienen a los transeúntes, les preguntan cómo llegar a la plaza, si tienen o no tienen un mercado, si tienen piscina, que dónde se almuerza, que muchas gracias señora y que dios se lo pague y los habitantes son amables y hasta las miran con curiosidad, entonces encuentran la Plaza y se sientan en un banco, fuman, conversan y se ríen, ríen y fuman y conversan, conversan y también versan, hablan de haikús, de puchas que hace calor, de como se usa la coma, de que vocativo viene del latín vocare y, como es lógico, entre tanta coma les dan ganas de comer, entran al primer local que encuentran, piden cazuela de vacuno, se inquietan porque la atención demora mucho, pero al fin llega el almuerzo y no reclaman por el trozo de choclo que a otros comensales les dieron pero a ellas no, almuerzan riendo y fumando y conversando y mezclando sus recuerdos con los círculos concéntricos del humo del cigarrillo.

Después de comer, pagan la cuenta a medias, salen a la calle y se dan cuenta de que al lado había otro lugar más bonito para almorzar y luego entran allí y se pasean como Pedro por su casa y emiten expresiones de asombro, pero qué bonitas esas pinturas y ese tejido a crochet y pucha que fuimos lesas y salen lamentando no haber entrado allí primero, pero haciéndose la promesa de volver algún día.
Así es como viajan las Cronopias Tué Tué. Luego, esperan el bus, regresan a sus hogares y escriben las memorias de sus viajes.


Ramona.

jueves, 17 de enero de 2008

Un Soneto me manda hacer Cortázar



Creo sinceramente que agregar una cuota de humor al lenguaje literario es siempre un sano ejercicio para el escritor. Es, además, una grata y premeditada invitación de quien escribe para que nosotros, los lectores, nos sentemos a su lado a reír juntos.
El escritor y poeta argentino Julio Cortázar, muy prolífico en su creación literaria, nos “invita” a reír con la creación de sonetos “in itálico modo”, publicados en su obra Salvo el Crepúsculo (1993).


“A la hora de hablar de sonrisas aparecen unos meopas que nunca tuvieron otra intención, empezando porque sus tres destinatarias son inexistentes, así como el idioma en que fueron celebradas... Lo mío consiste simplemente en sonetos que cuidan el ritmo y la rima para hacer caer al lector en el garlito de la cadencia, y que acumulan frases sin sentido donde se mezclan voces italianas con otra inventadas a vuelapluma, lo mismo que las tres protagonistas y los sentimientos allí volcados. En resumen, lo único verdadero es el soneto como forma, y el resto puro camelo, por lo cual me pareció útil poner acentos a la española para facilitar una lectura en voz alta, que aconsejo tan falsa como el resto, es decir apasionada y vehemente.”

Transcribo, entonces los sonetos a los cuales alude Julio Cortázar en su comentario anterior, con la esperanza de que éstos encuentren a sus respectivas destinatarias.


SIMONETTA

Simonetta, la fosca malintesa
chiude le rame inaltri fino al nardo.
Magari i tuoi allunghi di leopardo
móntano al valle, dove sta la chiesa.

O forse no, forse stai muta e resa
da fronte al mar, piggiotando il dardo!
Mi lascerai almeno éssere un tardo
seguitore, lo schiavo che ti stresa?

Ieri venívano i dolente sprozze
sospirando col giglio e col fenoglio
in mezzo al trimalciónico festaccio;

ma questa sera, Simonetta, nozze
di ombra amaranto e razzi d'orgoglio
giúngono furia nel luttuoso bacio.



CARLA

Vae victis, Carla, se le strombe urlante
ti immérgono fra i túrpidi stormenti!
Lo so: supplicherai che ti ramenti
la guancia rotta e le pestiglie umante.

Vai, e lascia che il labbro dell’amante
guarisca i seni tanto blu e mordenti,
mentre le alani dell’estate ai venti
frózzano la svergura palpitante.

Poi sarà il calmo, la deserta notte
dove sul ventre cádono le mele
liete di brisa soave e di funghine,

e tu, supino uccello delle grotte,
verrai alzarsi l’occhio delle mielle
e tutto sará d’ombra e di caline.


ELEONORA

Eleonora, la sfuma sopra il letto
sorge come il sorriso fra le schiume
quando la singhia inopia del tuo fiume
diventa mora, scende, o poi va stretto.

¿Perché la notte invade tanto il petto
dove colombe rosse vanno al lume
mente il tuo seno trema, oh Ulalume
un’altravolta sú dal fazzoletto?

La follía, le gombre, le mancanze
giócano sulle spiagge del ricordo
quando ti dai al vento e all’amore,

Eleonora, falcone di mudanza,
mannechino del tempo dove mordo
singhiozzando, giá vinto e vincitore.

sábado, 12 de enero de 2008

A la hora de las Moscas



Todo arde
bajo este sol feroz que me hipnotiza.
Encadenados a sus ladridos
lloriquean algunos perros a lo lejos

El gato ronronea pidiendo una caricia.

Este calor va marchitando lentamente mis versos

Un susurro llega hasta mi oído.
Juan Preciado quiere hablarme del agua
de la goteras que se filtran en su tumba
del olor de la tierra con las primeras lluvias
de lo solo que se está bajo la tierra.

No es éste el primer poema que escribo
a la hora de las moscas
pero es el primero que habla de Comala.

Y comienzo a creer que el infierno existe
que está más cerca de lo que imaginaba
y que allí
tal vez
sólo haya moscas zumbando frente a mis ojos
que miran con sus cuencas vacías.



Ramona

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Bienvenidos a este rincón iluminado


Amigas y Amigos, este es un espacio literario. Los invito sentarse sobre esta pequeña roca y a participar de este acto poético contemplando desde aquí el mundo. Les cuento que esta Oscuridad Hermosa habitaba en otro espacio digital (entiéndase: Literatura y Libres de Ramono y Ramona), pero como todo crecimiento implica un cambio, he decidido alumbrar mi propio rincón el cual siempre estará amistosamente iluminado para ustedes.
A modo de aclaración, buscando un título adecuado para mi blog, y teniendo claro que la palabra oscuridad debía aparecer en él, digité en google los conceptos oscuridad- poema y allí descubrí que Gonzalo Rojas, poeta chileno, había titulado ya como “Oscuridad Hermosa” una de sus creaciones.

Oscuridad Hermosa

Anoche te he tocado y te he sentido
sin que mi mano huyera más allá de mi mano,
sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído:
de un modo casi humano
te he sentido.

Palpitante,
no sé si como sangre o como nube
errante,
por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,
oscuridad que baja, corriste, centelleante.

Corriste por mi casa de madera
sus ventanas abriste
y te sentí latir la noche entera,
hija de los abismos, silenciosa,
guerrera, tan terrible, tan hermosa
que todo cuanto existe,
para mí, sin tu llama, no existiera

Gonzalo Rojas