sábado, 15 de marzo de 2008




NO ME QUEDA MÁS ALTERNATIVA QUE EL SILENCIO


A veces
no se puede decir lo que se siente
y hay que buscar la forma
de escribirlo sin escribirlo
o de gritarlo
en el silencio más absoluto
pero igual te escapas en un gesto
un apretar de puño involuntario
un ligero brillo de pupilas
un parpadeo
un girar la cabeza
con la excusa de mirar el vuelo de las aves.

Comprendo.

Silencio y palabra son la misma cosa.

Dolor y alegría no sé si sean lo mismo
aunque los he sentido al mismo tiempo
me desconcierta no poder explicarlo
me desconcierta que nadie escuche
ese grito que nace de lo hondo
de ese profundo vacío que llevamos dentro
vacío
vacío
vacío
déjà-vu poético
porque el grito, digo, nace
y muere irremediablemente ahogado
tras una sonrisa fingida que ni siquiera es fingida
es una sonrisa
que se ríe de su falso origen
se burla de sí misma esa sonrisa
porque no era risa ni sonrisa sino lamento
o grito de auxilio
no sé si me entienden
y si no me entienden
no me queda más alternativa que el silencio.




Ramona.