jueves, 31 de julio de 2008

LAS ANHELADAS VACACIONES QUE YA SE VAN:



LECTURA, MAGIA Y POESÍA

Por fin llegaron las anheladas vacaciones y me encuentro leyendo, sólo por mero compromiso pedagógico, Harry Potter y la Piedra Filosofal. Hasta aquí (un tercio de la lectura), todo va bien: Harry, un tímido niño, ha vivido sus casi once años junto a sus tíos, los Dursley, una mediocre, horrorosa familia que se ha visto en la obligación de adoptar a su sobrino cuando este queda huérfano. Los Dursley no han mostrado señales de bondad desinteresada hacia su sobrino. Dudley, el primo, es un demonio que ha practicado el bullying desde que Harry llegó a casa siendo un bebé; Harry, contra todo lo que yo creía —prejuicios mediante—, es un personaje creíble. Un niño maltratado que, pese a todo, es bueno resiliencia pura en un corazón también puro. Un día, en medio de los intentos desesperados del Sr Dursley por alejar a su sobrino de unas extrañas cartas, llega Hagrid, un gigante barbudo y con muy poco de aquello que conocemos como “flema inglesa”, a buscar a Harry. Nuestro pequeño héroe escucha incrédulo la verdad de su origen: él es un niño mago, hijo de magos y futuro mago “profesional”. Debe asistir a una escuela especializada en magia y hechicería, —Hogwarts, una especie de Instituto Técnico Profesional para Magos— si quiere titularse. Durante algunas páginas, Harry es víctima de la incertidumbre, su propio “to believe or do not believe”, creer o no creer en lo increíble. ¿Existe ese mundo mágico del cual le habla Hagrid? ¿Será todo una cruel broma preparada por su tío?...Desde estas líneas le contesto al pequeño Harry (y a muchos otros pequeños Harries) que la magia existe, existe en la palabra, en los buenos gestos de las personas, en los amigos, especialmente en ellos, los amigos verdaderos; este mundo que no necesita cruzar el andén 9 ¾ para cruzar hacia la magia, que no necesita una varita mágica o una poción que contenga suspiros de guarisapos, porque la magia existe aquí y ahora y se llama amistad, o tal vez poesía.

Gracias a todos por demostrarme que la magia existe...

Intento Escribir:

Durante el periodo de trabajo me dedico mucho a leer y a escribir; durante el periodo de vacaciones, hago casi lo mismo: leo (estoy leyendo a Bolaño, Los Detectives Salvajes), y escribo (tengo tiempo para escribir más libremente).

Ellos, yo y mi otra yo

Las vacaciones permiten cierto margen de libertad para hacer actividades distintas a las que se realizan durante un periodo normal de trabajo; también las vacaciones nos vinculan un poco más con nosotros mismos, porque hay más tiempo para reflexionar y meditar. Por mi parte, me dedico a disfrutar de la lectura. Bolaño es siempre buena compañía, e intento redactar una “entrada” nueva para el blog. Digo “intento” porque han sido varios los párrafos digitados que, después de algunos minutos, han pasado por el “delete” correspondiente. Me pregunto por qué me ocurre eso. ¿Por qué me ocurre eso? Me respondo que tal vez no tengo claro el objetivo. Ramona, tal vez no tienes claro el objetivo. Reconozco que, si hay algo que tengo claro, es el objetivo. ¡Claro que tienes claro el objetivo!
Es increíble todo lo que se puede escribir sólo a través de un monólogo. Es increíble. Un monólogo puede ser la excusa perfecta para evadirse del tema principal. Recuerda que el objetivo de esta entrada es agradecer a tus amigos y amigas poetas. Sí, no olvido que fue muy grato verlos llegar a Z aquel día. ¿Fue en Z?, yo creí que había sido en X. No, X está muy trillado, es mejor decir que fue en Z. Z también está muy trillado. Pero soy yo quien dirige esto, yo, la Ramona Intelectual y no tú, Ramona Entrometida. No empieces, mira que te quito el teclado y... ¡Ja!, se supone que tú y yo somos la misma persona ¿Por qué me contradices? No hago eso. Entonces, déjame redactar esto a mi manera, ¿ya? OK. Después de este absurdo texto, creo que lo principal es agradecer a mis amigos y amigas poetas; su presencia en el recital de Z es un gesto que aprecio y por lo mismo siento que estoy en deuda con ustedes. Uy que latera es la Ramona Intelectual, ya Chicos y Chicas ¡Gracias a todos! ¡Bajen el telón! ¡Qué vergüenza! ¡Jajajaja!
Te veo escribir Ramona, te veo concentrada frente a la pantalla del PC. Preguntándote si todo esto tiene sentido, preguntándote si no es mejor ponerse a ordenar la casa, lavar las cortinas, sacar un poco de pasto de la selva de tu patio. Te veo dudar y volver a escribir. Te veo leer y reír. Te veo meditabunda, ausente o presente a ratos. Se te fueron las vacaciones y no puedes evitar la triste sensación de no haber avanzado en nada, de haber tomado unos cuantos cafés y haber inventado sólo unos pocos chistes para pasar el rato. ¿Y de tu poesía? Muy poco, muy poco, Ramona.

Bueno, al menos publica esto en tu entrada y sigue, por ahora, escuchando la lluvia que golpea tu ventana.

Ramona.



viernes, 4 de julio de 2008

REENCUENTROS (A Claudia)

Cuando una Cronopia Tué Tué se reencuentra con otra a la cual ha dejado de ver por mucho tiempo, son inevitables en un primer momento las lágrimas furtivas, una tímida opresión en el pecho y la ineludible idea de que “la misma noche … hace blanquear los mismos árboles”, pero “nosotras, las de entonces, ya no somos las mismas.” Y surge en ellas la alegre comprobación de Cronopias Vivas de que, efectivamente, ya no son las mismas, de que han madurado, han adquirido independencia, han aprendido a valorar y a valorarse y en aquel momento se abrazan (aunque estén hablándose a distancia) y respiran hondo y saltan como niñas “Cropias” (que todavía no son Cronopias) y danzan esos exóticos bailes parecidos a la danza de las mariposas que por primera vez despliegan sus emancipadas alas.
Después de esos minutos iniciales, siguen los otros “inevitables”: Inevitable que se pregunten al unísono qué ha sido de sus vidas; inevitable que se cuenten en cinco minutos lo que han vivido en diez años (si hay seres dotados de una ingeniosa capacidad de síntesis, ésas son la Cronopias Tué Tué); inevitable que el diálogo se asemeje al sonido de una ametralladora que en lugar de disparar balas dispara palabras, grititos y risas; inevitable recordar a los antiguos compañeros de curso; inevitable preguntarse si están más gordas o más flacas; inevitable pelar a las nueras que “no- eran”; inevitable volver una y otra vez al tema de las parejas y que sí y que no y que ni te cuento; inevitable, también, la promesa de verse pronto y que te llamo y que en las vacaciones; inevitable la demora en despedirse; inevitable el hondo suspiro; inevitable la noche; inevitable el silencio; inevitable un poema.



NOCTURNO

Los que auscultásteis el corazón de la noche,
los que por el insomnio tenaz habéis oído
el cerrar de una puerta, el resonar de un coche
lejano, un eco vago, un ligero rüido...

En los instantes del silencio misterioso,
cuando surgen de su prisión los olvidados,
en la hora de los muertos, en la hora del reposo,
sabréis leer estos versos de amargor impregnados...

Como en un vaso vierto en ellos mis dolores
de lejanos recuerdos y desgracias funestas,
y las tristes nostalgias de mi alma, ebria de flores,
y el duelo de mi corazón, triste de fiestas.

Y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido,
la pérdida del reino que estaba para mí,
el pensar que un instante pude no haber nacido,
¡y el sueño que es mi vida desde que yo nací!

Todo esto viene en medio del silencio profundo
en que la noche envuelve la terrena ilusión,
y siento como un eco del corazón del mundo
que penetra y conmueve mi propio corazón.


Rubén Darío (1867-1916)